Desde que Murakami invadió mi biblioteca, no he parado de buscar autores asiáticos, mas concretamente, japoneses. He leído a muchos, pero Seicho Matsumoto a destacado notablemente entre los seleccionados. El expreso de Tokio es un libro que se puede leer en una tarde, y lo dejo mas claro, hay que leerlo en una tarde. Matsumoto, y con su expreso, te mantienen en una tensa incertidumbre hasta el final del libro, un final bastante agotador. La novela negra de detectives es algo adictiva, y aunque no es mi punto fuerte, diría que este libro es una joya que permanecerá mucho tiempo en alto valor personal. En el libro, los detalles lo son todo. La descripción de las ciudades, la playa, el comportamiento de los personajes y los diálogos son fluidos, detallados y se sumergen en el libro. Hace más de 60 años de su publicación, y la historia parece que relata un suceso actual, moderno y que nos puede pasar a cualquiera.


La historia inicialmente parece un simple suicidio, una pareja aparece una mañana en una playa de la isla de Kyushu. Las primeras investigaciones plantean que se trata de un caso de suicidio con cianuro, pero Jutaro Torigai no lo ve muy claro, algo no cuadra en todo eso y tratará de solucionar este curioso suicidio.